jueves, 7 de agosto de 2014

``TODOS AMIGOS´´
Cuando Javier se recuperó, se volvió a proponer la idea del baile para juntar plata para mejorar las instalaciones del Club Oeste,y además, pasar una buena noche entre las barras de Ferro y de Oeste, pero sin nada de peleas. Valeria se encargó de invitar a los de Ferro, quienes aceptaron sin ningún tipo de problemas. La noche se acercaba , y cada vez los chicos estaban más ansiosos. Ya estaba todo listo, las gaseosas, los chorizos, la música y todo lo que sea necesario.
Listo, ya había llegado la espectacular noche estrellada tan esperada. El gimnasio del club brillaba bajo las luces multicolores, pero esta vez, los cables no eran improvisados, estaban colocados por el mejor electricista de la zona.
Ya chisporroteaban los carbones encendidos, listos para recibir las hamburguesas y los chorizos.
Alejandro probaba el equipo de música, pero esta vez, nada de rock. Anteriormente, realizaron una encuesta para saber cuál era la música preferida de quienes iban a asistir a la fiesta, las cuales eran cumbia y cuarteto.
Mientras el gimnasio se iba llenando de chicos y chicas dispuestos a divertirse, en la puerta, Raúl Menéndez recibía las entradas con mucha alegría.
Javier y Valeria atendían el buffet, Javier despachaba las hamburguesas y los choripanes, y Valeria se encargaba de las gaseosas y los tickets.
Pablo y Sebastián bailaban como locos con ``Agapornis´´ y Alejandro no estaba muy contento con esa música, pero de la aguantaba igual.
La fiesta estaba en su mejor momento, Javier y Valeria no daban abasto con los choris y las cocas. La caja con la plata desbordaba de billetes de todos colores.
Bailaron toda la estrellada noche sin parar, y sin ningún borracho.
Al otro día, se contó la plata recaudada, el total neto: $53000, y con los gastos restados: $18000, alcanzaba para terminar los vestuarios y pegarle una manito de pintura a la fachada del club. Raúl Menéndez no lo podía creer, tanta plata en una sola noche. Ya se pensaba en repetir la fiesta y hacer una pileta climatizada.
La semana siguiente, sonó el timbre en la casa de Valeria, era Miguel, y venía a dar buenas noticias: consiguió trabajo en la siderúrgica más grande de Argentina, y además, traía la cámara de su padre. El ingenieros Etcheverry se olvidó de todo y le dio un abrazo . Valeria sabía que su padre era muy severo, pero que en el fondo lo quería.
Javier, Luis y Norma empezaron a convivir juntos, se formó una familia nueva.

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